Para llevar adelante un comercio es necesario prestar atención a muchas cosas cada día. Todo lo relacionado con los números es clave pero también existen muchas otras actividades que son prioritarias, como la gestión del stock o pensar en nuevas ideas para vender más.
Conocer los costos va a permitir evitar confusiones y tener claridad sobre en qué se está gastando el capital de un negocio. Con esto organizado y bajo control, se verá, por ejemplo, qué productos o servicios son más convenientes y cuáles quizás sea necesario dejar de lado.
El primer paso es diferenciar costos y gastos, como mencionamos en esta nota. Si bien en ambos casos son salidas de dinero y pueden confundirse, no deben mezclarse.
Los costos son esas salidas de dinero vinculadas directamente con los productos o servicios que un negocio ofrece. Son la consecuencia de producir algo, prestar un servicio y/o vender un producto.
Los gastos tienen que ver con todo el resto, con las otras tareas que son necesarias para llevarlo adelante: la parte administrativa, mantener el local, los sueldos.
¿Qué distintos tipos de costos tiene un negocio?
Hay muchas clasificaciones que ayudan a organizar los costos, cada comercio, según a qué se dedique y los procesos que implique su actividad, encontrará una más adecuada, con pequeñas diferencias. En términos generales, una primera división que puede hacerse es entre costos directos e indirectos.
Los costos directos son los que están asociados directamente con un producto específico o con su proceso de elaboración.
En cambio, los costos indirectos no se pueden aplicar a un sólo producto o servicio, sino al proceso a partir del que se generan todos los que ofrece un comercio.
Un costo directo es generado y tienen incidencia en una sola actividad del comercio (por ejemplo, el dinero invertido en las prendas que después se comercializan en un local de ropa), mientras que los costos indirectos están vinculados con varias de las actividades de un negocio (como el consumo de energía).
Si un comercio vendiera un solo producto o prestara un solo servicio, todos los costos serían directos porque la estructura completa estaría enfocada en eso.
Otra distinción que puede hacerse sobre los costos es si son fijos o variables.
Los fijos se mantienen constantes en el tiempo. Es decir, no se van a modificar más allá de que cambie la cantidad de producción, de compra o los recursos que se utilicen. Por ejemplo, un costo fijo es el alquiler mensual del local. Es el mismo más allá de la cantidad de mercadería que tenga dentro o de clientes que pasen por él.
Los variables cambian de acuerdo al nivel de producción o inversión que se haga. Los recursos necesarios para generar productos o servicios y el personal involucrado en el proceso hace que cuanto más se produzca o invierta, más altos sean estos costos.
Diferenciar los costos variables de los fijos es importante porque los primeros pueden ajustarse rápidamente para acompañar los niveles de ventas o prestación de servicios. En el caso de los costos fijos, estos cambios requieren un movimiento más grande que sólo es posible hacer en un tiempo más largo.
Ajustar a tiempo los costos variables para que en todo momento sean adecuados a la realidad del comercio (por ejemplo, momentos de mayores y menores ventas por fechas especiales o estacionalidad) es fundamental para tener éxito.
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